COMO CONTRIBUYE LA ARQUITECTURA A LA CUARENTENA_2.0

En el anterior artículo, hablábamos de pequeños gestos que podíamos poner en práctica para que nuestra calidad de vida mejore notablemente, ahora que estamos pasando bastante tiempo en casa.

Me comentaron varias personas que si había alguna posibilidad de mejorar el ambiente interior de la vivienda para mejorar la respiración sin tener que gastar grandes cantidades de dinero en humidificadores o incluso poder ponerlas en práctica ahora que no se puede salir de casa a comprarlos.

Algunas de estas personas, se encuentran encerrados en casa por haber dado positivo en los síntomas del COVID-19 y uno de los efectos que este contagio tiene son las dificultades respiratorias, inflamación de las vías respiratorias, sequedad e irritabilidad.

Bien, se les aconsejó realizar unas acciones que van a mejorar la irritabilidad de las vías respiratorias, así como mejorar esa sequedad y por tanto favorecer a una mejor respiración.

Como es sabido, un ambiente cargado con una humedad relativa de entre el 50 al 60% se considera un ambiente agradable tanto en confort térmico como saludable.

Para conseguir esto, debemos colocar cubos llenos de agua en cada habitación de modo que la evaporación de ésta genere una humedad añadida a la que ya hay en el ambiente, saturando más el aire. De este modo, ese incremento de humedad relativa, propiciará que las vías respiratorias se mantengan hidratadas y por tanto se mitigue el efecto de irritabilidad y sequedad.

Al mismo tiempo, al saturar el aire, evitamos que las partículas de polvo en suspensión y polen procedente del exterior, quede por debajo de nuestra la línea de aspiración de aire. Con ello además favoreceremos que quede asentado en las superficies de la vivienda y sea más fácil de eliminar con la limpieza diaria que hemos de mantener, sin que se levante al pasar una bayeta, ya que estas motas de polvo o granos de polen, se saturan de esta humedad ambiental incrementando su peso propio y por tanto no favoreciendo su levantamiento e incorporación al ambiente de la vivienda.

Del mismo modo, tal y como se dijo en el artículo anterior, es imprescindible realizar una buena ventilación de la vivienda, para renovar el aire viciado e incorporar humedad del exterior.

Debemos tener cuidado y  no volvernos locos con el aporte de humedad, ya que no se trata de llenar la vivienda de cubos de agua, pues no a mayor humedad mejor es la respiración. Una humedad excesiva puede provocar que debido a la hogroscopicidad de los materiales, se produzca una excesiva absorción de humedad en ellos y pueda aparecer moho en los puntos fríos del cerramiento, así como saturación en forma de gotas de agua en los cristales y carpinterías metálicas, lo que se conoce como el “efecto de la pared fría”.

Por tanto, como podemos ver, el simple hecho de colocar un cubo de agua en cada estancia, favorece el aporte de humedad al ambiente y ayudado por una buena ventilación, podemos mejorar drásticamente la calidad del aire a respirar y la hidratación de nuestras vías respiratorias.

Son pequeños gestos que no cuestan nada y que nos van a dar una mejora en nuestra calidad de vida.